miércoles, 8 de agosto de 2007

Quizá


Hoy la vi de nuevo
envuelta en el aire frío de la mañana
avanzando con un andar pausado
lentes oscuros cubriendo el semblante.

La larga cabellera castaña
descansando a la diestra del pecho.
Cabeza baja,
aire de melancolia.

Pero alguien como ella conocerá en verdad
el dolor de la tristeza,
la inperturbable soledad,
la irá,
el desencuentro,
el hambre,
las pelusas en el bolsillo.

Seguramente la tristeza que le muerde es de otro tipo,
distinta a la del hastío, el humo y la frustración.
No la entiendo,
que te aqueja cuando lo tienes todo?
Sus dolores serán calmos,
su música apenas hiriente,
sus lágrimas cesan de madrugada,
su sueño alto e iluminado.

La veré mañana
tal vez para entonces
de vuelta su cotidianeidad
camine orgullosa y enchida,
sin la mirada en el adoquín,
con el cabello al vuelo,
meciendo sus caderas en el espacio... vibrante.

Tal vez para entonces deje de llamar mi atención....

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