jueves, 25 de octubre de 2007


Vivo?
muero?
alguien conoce la diferencia?
alguno adoctrinará sobre cualquera de esos artes?

Sentir y recordar dice el poeta.

Infusiones para lo uno y lo otro
(té negro justo ahora)
menguar dolores,
asistir al insomne,
enrrollar al somnoliento,
salir del paso,
calentar cuerpos sumergidos en el frío
o entregarlos a él...

Me reconozco a cada palabra,
y mi fuego se extingue con ellas.

Digo: Realidad.
Pierdo las más de las veces.

Orgullo de vivirme en el golpe seco de mi° verdad.
Vulnerable pero cierto.
No doy un paso atrás.

°(la?)

Inhala



Y que si perdiste?
perdemos a diario.
Siempre algo más grande que nuestras palmas.
Acaso no conocías donde fincabs tu apuesta?

La nada es palpable,
al alcance de la mano siempre
constante en un universo perverso de soledad,
la dualidad de la nada sorprende y hermana lagrimas.
Después de todo el Dolor es una posesión común.

Respirar es un deber del instinto,
una sentencia que condena,
revelación de madrugada,
una certeza diurna,
una insensatez noctámbula.
Respirar,
respirar siempre
a cada momento
una y otra vez
lo sentís?

miércoles, 24 de octubre de 2007

Hermano



Desapareciste una mañana hermano
-perdona la osadía-
apagaste la luz del crucero aquel
nos abandonaste al gris asfalto
y la trémula indiferencia con que nos arropa el tic tac de cada día.

Con tu partida deje un poco de esperanza,
del aliento cotidiano en tu actuación circense
arte siempre digno y distante como el acto del morir.

Lucidez y dignidad por una moneda,
a cambio de un trozo de metal envenado por la cociencia de los hombres.
Vos en cambio, sos inmune a lo social
nada puede contra tí el imperio,
el de verdad, el palpable, el del acoso incisivo,
el del flagelo alimentario. No.

Te has hecho grande a fuerza de emanar libertad
al golpe esquivo y las sonrisas curiosas,
al guiño asalariado del cerdo;
riendo del pútrido brillo en las cadenas amargas.

Yo?
Yo soy solo un doliente más,
impersonal y anónimo.
Atónito apenas te dibujes entre el maquillaje rojinegro,
las curtidas botas, semillas de conciencia,
consignas monocromaticas y estoperoles geométricos.

lunes, 1 de octubre de 2007

Yo no tengo un revólver.

Yo no tengo un revólver,
solo sueño y llanto mudo,
desilusión,
oscuridad,
lajas trepidantes a mi puerta.

Yo tengo la noche,
una docena de estrellas que adereza mi camino,
una pena preconcebida en el vientre de cánones malditos,
el gorgeo de un motor lejano huyendo de la peste.

Yo no tengo un revólver,
solo munición entre mis dedos fatigados,
deseos,
farras,
neblina sobre el pecho.
Pecho horadado por un sútil y grave gesto.

Monsieur Bip,
no pude evitar llorarme,
caer de rodillas,
dolerme hasta las vísceras.
No pude evitar andarme sobre en trazo de la pantomima.

Me tengo aquí sobre huesos,
entre barrotes,
dosíficado a plazos fijos;
andando la vida
desandando mi muerte.

Yo no acaricio un gatillo
entre índice y pulgar.
No me miro inerte, sino tendido
palpando las cicatrices que de tanto serlo no son más.
-Apenas me reconozco en la asistida soledad-.

Costado de mi dolor,
ancla perfumada con las sales de la necedad
piantá, piantá
andá a los montes,
destroza el tiempo,
volá entre la caótica serenidad,
huye, huye!
no volvas atrás.

Yo no tengo una rosa,
ni una semilla de rosal,
ni siquiera titular de la nada soy.

Yo no tengo un revólver
solo fuego y cavilación,
desencuentros,
murmullos fríos apenas irascibles;
cantos marchitos,
germén de conciencia,
tinta negra,
detonaciones verbales....
Expresión y profundidad...
procesos de plenitud.

Noche,
yo no poseo un revólver,
Mejor así.