
solo sueño y llanto mudo,
desilusión,
oscuridad,
lajas trepidantes a mi puerta.
Yo tengo la noche,
una docena de estrellas que adereza mi camino,
una pena preconcebida en el vientre de cánones malditos,
el gorgeo de un motor lejano huyendo de la peste.
Yo no tengo un revólver,
solo munición entre mis dedos fatigados,
deseos,
farras,
neblina sobre el pecho.
Pecho horadado por un sútil y grave gesto.
Monsieur Bip,
no pude evitar llorarme,
caer de rodillas,
dolerme hasta las vísceras.
No pude evitar andarme sobre en trazo de la pantomima.
Me tengo aquí sobre huesos,
entre barrotes,
dosíficado a plazos fijos;
andando la vida
desandando mi muerte.
Yo no acaricio un gatillo
entre índice y pulgar.
No me miro inerte, sino tendido
palpando las cicatrices que de tanto serlo no son más.
-Apenas me reconozco en la asistida soledad-.
Costado de mi dolor,
ancla perfumada con las sales de la necedad
piantá, piantá
andá a los montes,
destroza el tiempo,
volá entre la caótica serenidad,
huye, huye!
no volvas atrás.
Yo no tengo una rosa,
ni una semilla de rosal,
ni siquiera titular de la nada soy.
Yo no tengo un revólver
solo fuego y cavilación,
desencuentros,
murmullos fríos apenas irascibles;
cantos marchitos,
germén de conciencia,
tinta negra,
detonaciones verbales....
Expresión y profundidad...
procesos de plenitud.
Noche,
yo no poseo un revólver,
Mejor así.
2 comentarios:
Hola, che, está bueno lo que escribiste, ¿es tuyo?
Yo tengo la costumbre de escribir mucho, pero no acá, tendría que comenzar a hacerlo, creo.
Bueno, nada, eso, perdón si te jode que te comente algo por no conocerte
Hermosos versos.
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